El objetivo europeo de emisiones de CO2 para la industria del automóvil en 2015 está establecido en 130 g/km de media para vehículos M1, con objetivos de 95 g/km para 2020 y 93 para 2025. Al ser una media, estos valores dependen de los tipos de vehículos fabricados por cada marca, de su peso, y de los volúmenes de producción. Además, los vehículos eléctricos estan sujetos a la fórmula conocida como ʺsupercréditosʺ lo que hace que su peso en la media sea mayor.
Las consecuencias para los fabricantes del incumplimiento de estos objetivos se traducen en multas millonarias directamente relacionadas con el número de unidades comercializadas
Es conocido que las marcas alemanas producen vehículos más pesados y potentes que la media europea; por ello Alemania, con el apoyo de Reino Unido y Polonia, ha conseguido aplazar la aplicación de estos niveles, manteniendo el objetivo de 130g/km hasta 2020, y relegando los 95 gramos hasta 2024.
El argumento esgrimido ha sido que una reducción de ese nivel en las emisiones conlleva un desembolso en Investigacion no asumible, por lo que sería más perjudicial que beneficioso sería la reducción de emisiones y de la dependencia del petróleo